Una escuela de Izmir (Turquía), fue testigo de un hecho que nadie hubiera imaginado que pasaría. A sus instalaciones llegó un gato de visita y este se sintió tan a gusto, que empezó a asistir a las aulas de clase y a escuchar lo que los maestros tenían que enseñar.
El primer día que apareció este felino pelirrojo, se acercó al patio de la escuela. Su procedencia era desconocida, aun así, todos los niños, y hasta el personal docente, quería tocarlo y acariciarlo. Todos concordaron en que se llamaría Tombi.
Cuando Tombi vio que era querido por todos, quiso entrar a las aulas y prestar atención alas clases. Parecía uno más entre todos los niños, cada maestro que lo veía tan atento a cada clase, lo usaba como un ejemplo que todos debían imitar.
Desde el día en que Tombi empezó a formar parte de la comunidad escolar, todos empezaron a ver la asistencia a como una actividad en la que se sentían cómodos. De modo que el deseo de seguir aprendiendo fue aumentando progresivamente todo, gracias a este simpático felino.
La maestra de tercer grado pudo notar que Tombi era muy amigable con todos, así que le permitió el ingreso a su aula de clases. Así pudo ver el comportamiento de los alumnos al interactuar con el animal, y vaya, ¡Qué sorpresa tan grata se llevó!
Özlem era una de las que más encantada estaba con la presencia de Tombi, y le emocionaba más aún saber que el contacto con su «nuevo compañero de clases», tendría un efecto positivo en su aprendizaje.
Sin embargo, no todos se sentían tan bien en compañía de Tombi, se trataba de uno de los padres y la escuela tuvo que reaccionar. Aunque debido a esta acción Tombi tuvo que dejar la escuela, Özlem y su esposo no le cerraron las puertas de su casa.
Todos los estudiantes extrañaban muchísimo a Tombi y él también a ellos, así que Özlem decidió hacerles saber que se encontraba en buenas manos. No solo eso, sino que además compartió su historia, la cual, en muy poco tiempo se hizo viral.
Se dio inicio a una campaña para que Tombi retornara a la escuela, a la que se sumaron otras instituciones estudiantiles. En poco tiempo, hasta el padre que en un momento se opuso a que Tombi fuera a clases, se dejó motivar por las peticiones, y para alegría de todos, ¡Tombi estaba de vuelta en las aulas!
Los efectos positivos de la asistencia de Tombi en la escuela no tardaron en evidenciarse, así que otras escuelas también considerarían la posibilidad de contar con una mascota en sus instalaciones.
Todos salieron ganando, porque ahora Tombi no solo va todas las veces que quiere a clases, sino que gracias a su noble carácter se ganó el cariño de quienes ahora son su familia. ¿Quién lo iba a imaginar?
A diario, a su casa le llegan mensajes en muestra del agradecimiento que le tienen. Tombi sin saberlo siquiera, logró que la escuela resultara ser el lugar favorito de los niños de esa comunidad turca.
Nadie se atreve a negar que la conexión positiva entre los gatos y las personas es un hecho. Para muestra lo que ocurrió con Tombi, y que ha resultado como inspiración para generaciones futuras.
