Mientras Khemjira corría el maratón se le presentó una disyuntiva, recoger al cachorro que estaba en el camino o no detenerse para no perder velocidad. Debía establecer una prioridad, pero ella lo tenía bastante claro, pues desde pequeña le habían inculcado valores que le servirían en una ocasión como esta.
A Khemjira Klongsanun de Bangkok, Tailandia, se le conoce por ser una excelente maratonista, pero también por su calidad humana. Eso quedó constatado durante una maratón local. Luego de haber corrido por 7 millas y en el camino se encontraba un perrito solicitando un poco de ayuda a todos los que pasaban por el lugar.

Aunque lo lógico era que continuara el recorrido hasta terminarlo, y regresar a ver si el perrito aún permanecía allí. Todos quedaron pasmados cuando vieron a la mujer detener su paso y recoger al perrito y rodearlo con sus brazos.

El perrito estaba parado en medio del camino, y la miró fijamente, ella no pudo resistirse. Así que su siguiente paso no fue precisamente lo que todos estaban esperando. Sin embargo, dejó plasmada una excelente lección de humanidad y ser fuente de inspiración para generaciones futuras de maratonistas.

No solo se detuvo para tomar al perrito, sino que continuó corriendo con él hasta terminar el recorrido estipulado por los organizadores del evento. Su cara de satisfacción era muy evidente, hacer lo que más le gusta y ayudar a un ser necesitado.
El pequeño una vez que estaba con la deportista, se encontraba lejos de cualquier peligro que pusiera en riesgo su frágil existencia. No podía haber quedado en mejores manos que las de Khemjira Klongsanun. Desde ese día su vida cambiaría por completo.
La mayoría pensó en que Khemjira pudiera haber dado al cachorro en adopción ese mismo día a uno de los que se encontraban ovacionándola en el público, no fue así, ella se quedó con él.

El perro se quedó cómodamente en sus brazos hasta que concluyó toda la carrera. Podría afirmarse que ambos ganaron al terminar de correr, aunque por razones obvias, no fueron los primeros en llegar, si cruzaron la línea de meta juntos.
Al finalizar la carrera, Khemjira se llevó al cachorro y le puso por nombre Nong Chom, el que luego sería un miembro más de su familia. Conoció a los otros perros sin el más mínimo problema, Nong Chom y ellos tuvieron conexión de inmediato.

Nong Chom es el amigo de todos en casa, incluso a los demás no les importa darle un poco de su comida cuando este tiene ganas de comer.


No hay manera de saber cuánto tiempo perdió Khemjira en el maratón. Pero a ella parece importarle poco, comparado con el hecho de que su vida se enriqueció con la experiencia de haber salvado a su ahora entrañable amigo, Nong Chom.

Suele dar siestas en cualquier lugar de la casa, pero él prefiera su cómoda cama acorde con su tamaño. Recobrando sus energías para luego formar parte del juego con sus hermanos.

Nong Chom no puede estar mejor cuidado y acompañado. Sin duda un final que sería muy distinto de no haber sido ayudado por su maratonista favorita.
