Al parecer, la canina había perdido a sus cachorros.
Lejos de la versión generalizada de que los perros y los gatos no pueden vivir juntos, la siguiente historia muestra que en algunos animales, las diferencias no existen cuando se trata de vivir en condiciones complicadas.
Y es que en este relato se aprecia que las necesidades de algunos de tener una madre que los cuide, es tan importante como el hecho de tener una cría para acurrucar y proteger. «Esperanza» es el término que puede definir estas líneas y es también el nombre de nuestra protagonista.
Con tan solo un año de edad, Esperanza tuvo a sus crías, pero por una razón desconocida estas le fueron quitadas. Cuando la canina fue acogida en un refugio local en México, el personal percibió que la perrita no había llevado una vida fácil.

Después del chequeo realizado por una veterinaria, percibieron los cuidadores que aun en su cuerpo estaba la necesidad maternal en Esperanza. Era imperativo hacer algo que pudiera mitigar el sentimiento en el corazón de la recién llegada.

Como en el mencionado centro había llegado una camada de gatitos bebes que estaban a punto de perder la vida por haber sido separados de su madre; Esperanza fue escogida para que atendiera a estos felinos. De forma sorprendente, el experimento funcionó mejor de lo que se esperaba.


Días después, tanto Esperanza como sus hijos adoptivos, fueron llevados a un centro de la organización de rescate animal Coco Animal Welfare, donde la canina encontró a su nueva familia.

Hoy en día la canina cuenta con el amor de una familia que se desvive por brindarle lo mejor. Esperanza, aunque fue separada de sus hijos adoptivos, pudo superar ese pequeño bache de la vida sin mayores retos.

Esperanza es un ejemplo de como en algunas oportunidades es necesario apoyarse en un hombro ajeno para salir a flote. La perrita necesitaba de unos cachorros y los felinos aparecieron para llenar ese espacio.
