Perrito recién adoptado se niega a soltar a su nuevo papá

Sam Clarence nunca pensó que la vida le iba a cambiar para mejor, después que decidió adoptar a un canino para que le hiciera compañía. Lo interesante de esta nueva relación es que en la actualidad se han hecho inseparables.

El perro fue rescatado por parte del personal del santuario llamado Bull Breed R. ubicado en Christchurch, Nueva Zelanda. Desde el momento en que se encontró con Sam, este no dejó de saludarlo de una forma singular y es dándole la pata.

«Tenemos que estar tocándonos en todo momento. Es muy contundente al respecto» menciona Sam cuando se le pregunta de la interacción con su perro Stanley.

Stanley es un canino que goza de una muy buena salud y su presencia se deja notar. Tanto que si Sam está realizando cualquier otra tarea, tiene que detener su rutina y dejar que el perro le ponga la pata.

Sam describe de esta forma como fueron las primeras incidencias con el canino, que para el momento contaba con seis meses de edad.«Estaba atemorizado cuando llegamos a casa, le tomó una hora salir lentamente del auto. Una vez que salió, le di un gran baño, algo de comida y una cómoda cama».

Al momento de dormir, la historia es la siguiente: «Se acostaba detrás de mí y siempre tenía al menos una pata tocando mi espalda; si yo me movía, él se movía» sonríe Sam.

«Si estoy conduciendo, tenemos que estar en contacto o él me obligará a hacerlo. Si estamos viendo la televisión, lo mismo. Voy a tener patas volando hacia mí hasta que lo toque. Es solo su peculiaridad. Si no estoy cerca, él también se lo hará a mi compañero de casa» así describe Sam lo que ocurre cuando está manejando su coche.

«Vive para complacer, así que sigue la corriente. Es muy feliz y se ríe un minuto. Nunca había conocido un perro con una personalidad tan grande» dice el padre adoptivo feliz de tener a Stanley a su lado.

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