El canino se negaba a quedarse en casa y llegó hasta la oficina del director.
Sandy es el nombre del canino, que se negaba a quedarse en casa cuando los niños del hogar se iban a la escuela. La familia lo tenía integrado en la mayoría de las actividades que realizaba como núcleo afectivo.
Por esta razón, cuando veía que algún miembro salía de casa, corría a toda velocidad por la casa y tomaba una actitud bastante nerviosa. Lo único que lo calmaba era ponerse a jugar en el patio con alguien que lo entretuviera hasta el cansancio. Eso era lo que hacía Karen cada vez que sus tres hijos iban a la escuela.

“Él quiere participar en todo lo que hacemos. Está molesto todos los días porque alguien en nuestra familia deja su cuidado. En los viajes de campamento, si la familia está separada (es decir, la mitad de la familia está en el lago a 0,5 millas de distancia y la otra en el campamento), pasará todo el tiempo corriendo de un lado a otro para controlar a cada grupo y asegurarse de que todos estén bien» dijo Karen Manthey en una entrevista con el medio digital The Dodo.
Un día se descuidaron en la puerta y Sandy dio luz verde a sus instintos y se fue hasta la escuela de los chicos. “No me di cuenta de que no estaba hasta que mi hija apareció en casa con Sandy “La escuela intentó llamarme, pero mi teléfono estaba apagado, mi vecino que estaba en la escuela tomó la infame foto de él para preguntar si era mío. Como vivimos tan cerca, la escuela permitió que mi hija lo llevara a casa. Ambos estaban encantados con la aventura” dijo Manthey a The Dodo.

“Cuando se presentó en casa, estaba emocionado con las aventuras del día. En todo caso, creo que intentará el doble de escabullirse con los niños de nuevo» dijo Manthey. Sandy estuvo la mayoría del tiempo en la oficina del director de una forma considerablemente tranquila.
Los niños tuvieron que pasar por la oficina del encargado de la escuela para tranquilizar un poco al canino. En un descuido de los mismos, el perro saltó contra la persiana de la oficina. Por lo cual Manthey tuvo que aparecerse en la escuela para corregir los daños.

“Se rieron bastante. Me presenté allí para disculparme y pagar las persianas, pero el genial conserje de la escuela ya las había reemplazado. En lugar de eso, simplemente me pidieron que les enviara la foto por correo electrónico. Las señoras de la oficina lo querían» así describió Manthey su interacción con los profesionales de la escuela al medio de comunicación digital The Dodo.

Sandy es muy correcto y suele ser muy bueno siguiendo las reglas. Pero estas acciones fueron dominadas por los instintos caninos. “En realidad es bastante obediente. Su corazón a veces supera su entrenamiento de obediencia» señaló Manthey.