Aunque no tienen nada en común, son inseparables.

Una paloma de nombre Herman y un canino de pequeña estatura llamado Lundy, son cada día más cercanos. Las evidentes diferencias entre ambos animales podría parecer que la única forma de que aparezcan juntos en una foto es porque se les exigiese.

Pero su relación está dispuesta a superar cualquier embate que presente el porvenir. Hernán no puede volar debido a un problema neurológico y Lundy no puede usar sus patas traseras. Ambos se complementan a pesar de las adversidades.

Los dos amigos inseparables hacen vida dentro de los límites de una organización de rescate en Rochester, Nueva York, conocida como Fundación MIA. La fundadora de este organismo, Sue Rogers, decidió hacerse cargo de la paloma y la cuida ella misma desde entonces.

La historia de Lundy es mucho más corta. El canino fue enviado desde Carolina del sur por sus criadores, debido a que tenía problemas para utilizar sus patas traseras. Ante estas dos casualidades era evidente que los dos animales estaban destinados a recibir ayuda externa.

Lundy es tan pequeño que puede caber en el bolsillo de una camisa. Sue, quien atiende las necesidades de los dos amigos, piensa que el problema del canino se debe a afectamientos en su pequeña columna. Pero esto no impide que siga siendo un juguetón y que pose para el lente de la fotografía.

Dichas fotografías se colocaron en el perfil de la institución de la cual Sue forma parte. Esto ha generado fondos para seguir atendiendo a los animales. «Me quedé impresionada, las donaciones siguen llegando: la fundación recaudó US$6.000 en dos días. Eso es suficiente para cubrir el alto costo de una operación veterinaria que requieren muchos de los animales rescatados» acotó Rogers.