Valia Orfanidou, una mujer residente en Grecia, conducía en horas de la tarde por una carretera empolvada, pese a ello logró ver a través del retrovisor a un cachorro blanco con manchas negras corriendo enérgicamente tras el auto.
Ella no podía creer lo que veía, siguió conduciendo pensando que en algún momento el perrito desistiría de seguirla, pero eso nunca ocurrió. Sin embargo, Valia tiene un corazón muy sensible, y su trabajo tiene que ver con darle una vida plena a animalitos como este.
Ella es rescatista de animales, y tiene la oportunidad de dar detalles de cada rescate que hace gracias a las constantes publicaciones que hace en su página de Facebook llamada Second Chance Animal.

SCARS
Ella manifiesta su momento diciendo durante una entrevista dada al medio digital The Dodo: “Mis pensamientos fueron, ´Oh no, otro. Grecia tiene entre 3 y 5 millones de perros callejeros. Las calles aquí son como un refugio de admisión abierta: Cualquiera que ya no quiera a su perro lo deja en la calle, no hay otra opción”.

Luego de unos minutos detuvo la marcha del auto y buscó la manera de acercarse sin que este saliera corriendo, ya que pudiera ser una reacción natural por lo atemorizado que se sentía. Pero no pasó mucho tiempo para ganarse su confianza.

Ella relata lo que ocurrió tras su primer encuentro: “Cuando me detuve, se escondió debajo de las ruedas del auto. Cada vez que él acercaba, él se escondía y cuando retrocedía unos pasos, salía del escondite y me ladraba como si estuviera tratando de decir algo”.
Una vez que el cachorro se acercó, Valia lo tomó y subió con ella al auto, él estaba súper emocionado. Sin embargo, antes de ir a casa era necesario hacer una parada en el veterinario, para asegurarse de que todo estuviera bien.

Le pusieron por nombre Bandi, y ya no está en la calle. Es muy sano y juguetón como todo cachorro. Pronto será un hermoso perro adulto, “Es independiente y de mente fuerte. [Pero] muy leal y vive para aprender”, concluye Valia.

Afortunadamente, el perrito fue adoptada por una familia que le brinda todo el cariño y amor que se merece. En su nuevo hogar no le faltará alimento ni tendrá que volver a recorrer las calles buscando un sustento.
Su desarrollo ha sido el más satisfactorio, el perrito dejó de ser cachorro y se convirtió en un adulto, el cual integra una familia cariñosa.
